Todos somos conscientes, además de ser testigos de ello, de que se está produciendo un cambio en las relaciones laborales y que éstas no son como las hemos conocido hasta ahora. Flexibilidad va a ser el concepto que tenemos que incorporar cuanto antes. Se acabó la rigidez imperante hasta hace muy poco, ahora tenemos que regirnos por otros paradigmas.
Mientras que la mentalidad de los nacidos antes de los años 60 ha sido “vivir para trabajar”, la generación X ha sido una generación que ha cambiado esta mentalidad, transformándola en “trabajar para vivir”, buscando un equilibrio entre la vida personal y laboral. El cambio respecto a la generación anterior está ahí, claramente ya no existe un “trabajo para toda la vida” y por ello se dan relaciones más informales dentro de la empresa y orientadas a resultados. También son los primeros que se plantean comenzar un negocio como forma de vida. Este planteamiento no era el más habitual en la generación anterior. Podríamos decir que es una generación puente entre las antiguas y las nuevas relaciones laborales.
La generación Y o millennials, hijos de la generación X, tiene un planteamiento completamente distinto a sus mayores frente al trabajo. Es una generación cualificada -el 54% tiene estudios universitarios- han crecido en una etapa económicamente buena, en un entorno familiar estable y cómodo. Esta generación ha pasado de tener todas las comodidades a enfrentarse con un entorno económico y laboral complicado por culpa de la crisis económica de los últimos años. Al incorporarse al mercado laboral, se encuentran con trabajos temporales, en prácticas o como becarios.
Viviendo el entorno cambiante, se enfrentan al mercado laboral con otras prioridades, quieren estar cómodos en todos los aspectos (respecto a las normas en el trabajo, en su forma de vestir, en los medios a su disposición, a los proyectos que les encomiendan, etc.). Sus padres trabajan para posicionarse bien en la empresa y ganar dinero, pero ellos anteponen su estilo de vida, quieren estar dentro de organizaciones flexibles que les permitan desarrollar proyectos personales.
La tecnología forma parte de sus vidas, han crecido con ella, con internet y las redes sociales y es esto precisamente lo que aportan a sus compañeros más mayores y a las organizaciones. La tecnología les hace la vida más fácil, les permite trabajar a cualquier hora y en cualquier lugar, por lo que la permanencia en la oficina con un horario concreto pasa a un segundo plano. Buscan un horario flexible que les permita tener vida personal y en la mayoría de los casos esto se prioriza por encima del salario. Prefieren elegir su horario de trabajo o adaptar la jornada según sus necesidades personales y las empresas se benefician de ello al conseguir mayor satisfacción de sus empleados, mayor productividad, menor rotación y menor absentismo, al poder trabajar casi desde cualquier sitio.
Si tenemos en cuenta lo anterior, ¿qué nos vamos a encontrar en el futuro las organizaciones? Todavía no lo sabemos pero debemos tener en cuenta las características de la generación Z para poder anticiparnos a las nuevas necesidades.
Esta generación ha nacido con internet, con acceso a una gran cantidad de información y entienden la vida de forma diferente, tienen un alto sentido de la justicia, respeto por el medio ambiente y quieren un mundo mejor. Buscarán empleos que se ajusten a su personalidad, trabajarán por proyectos en los que se les permita crecer profesionalmente.
La mayoría vive con normalidad situaciones familiares nuevas y convive en un ambiente multicultural. Todo está en un entorno cambiante que exige saber adaptarse a nuevas situaciones constantemente. Es fundamental saber gestionar el cambio y aprovechar de forma positiva todo lo que ello conlleva.
La sociedad colaborativa se impone a la competitiva, compartir coche, residencia, lugar de vacaciones, etc. será la realidad que ellos vivan, sus sueldos serán bajos y por ello compartir será imprescindible. Empresas como Blablacar, Uber, Alterkeys, etc. se han hecho un hueco importante y no hay vuelta atrás. Tenemos que saber adaptarnos al nuevo escenario y dejar atrás modelos que ya están obsoletos.
En el entorno laboral, ya no habrá acuerdos generales para todos los trabajadores, las empresas deberán llegar a un acuerdo con cada persona, según las competencias o la formación que tengan. La flexibilidad se impone y si las organizaciones no son capaces de adaptarse, no podrán competir en talento con otras que sí lo hagan y estén dispuestas a ofrecer nuevas formas de trabajo a su equipo, los líderes se elegirán de forma natural, según se ganen la confianza y el respeto de su equipo y fomentarán que el conocimiento gane peso en la organización. Las organizaciones tendrán una estructura más horizontal que vertical y las relaciones con los empleados deberán ser transparentes para generar la confianza necesaria para llevar a cabo los proyectos con éxito.
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